domingo, 31 de octubre de 2010

Oda a la espera

Cuando no decía, no sabía,
cuando dije que no, no conocía.
Desperté sin querer,
me ayudaste a despertar,
traté de olvidar pero me hiciste recordar.
Recordé que sin ti
no hay por qué respirar
eres el aire que me hace volar,
eres la nube que me hace flotar,
quiero volver a soñar.
Apareciste de la nada,
te fuiste sin ser echada,
largas lunas en tu ausencia
longevos soles de brillos tristes y apagados.
Regresaste sin pedir nada,
volviste sin ser llamada,
te esperé como a mi hada,
hada bienaventurada.
Aprendí a valorar,
me enseñaste a comprender,
aprendí a escuchar,
me enseñaste a conocer,
aprendí a esperar.
Te esperaré bajo la luna llena,
donde las estrellas brillan por amor,
donde los relojes no existen
y el tiempo no transcurre.

Allí te esperaré siempre…



José María Fernández Vega


No hay comentarios:

Publicar un comentario