Guarda conmigo los secretos
que como veleros surcaron nuestros sueños,
que como un aventurero se adentró en nuestra aventura,
ten del olvido lo que yo del recuerdo… todo y nada…
Nada que podamos olvidar
y todo lo que el recuerdo por nosotros… pueda guardar,
porque guardaré en un rincón de privilegio tu nombre
ese que se borda con pétalos de abril
y que la brisa de la primavera trae meciéndose para caer en mi memoria
que por nunca borrará…
Será el recuerdo quien vivirá y durante siglos hablará a la luna curiosa
que dirá “bella” de nuestra historia al escucharla
y escribirá con su panza de plata en océanos de nostalgia…
“Bella” repitió emulando el susurro de mis palabras
buscando un destino que solo nuestros versos conservan
y un loco relata…
Ve por la senda y haz mención de las brillantes estrellas
que cubrieron el lecho que nos dio reposo,
que fueron confidentes y guardaron el secreto que se guarda para gritar al silencio…
Alude a la noche que ocultó con pasión nuestra intención,
evoca los nombres que reposan para siempre en nuestro mar
y la marea mece sin cesar…
José María Fernández Vega