domingo, 31 de octubre de 2010

A la sombra de la luna

Pasaría largas horas mirando destellos de tí,
largas horas que siento como el paso de cortos segundos,
eternas como el placer que produce tu mirada en mí,
como mi reflejo en tu reflejo, que es el de mi espejo,
eres el cristal sobre el que observo mi alma,
como la orilla del mar a la que me asomo para verme sonreír,
cuando veo tu sonrisa que retoza con mi reír,
cúbreme con tu manto de picardía,
terso y cálido como la vida misma,
como la sábana que guarda el calor de tu mañana desnuda,
expande mis sentidos en una emoción descontrolada,
que sólo entendamos tú y yo,
y nadie más comprenda que vivir no requiere de cordura,
vuelve loca a la locura con tu susurro,
insinúa tu intención de pasión
y trae contigo tu dulce canto de sirena,
un largo letargo de sueños sin decoro del que jamás quiera despertar
y por siempre navegar,
perdernos en el final
y no volver jamás al lugar que nos quiso separar,
quedándonos sin el tiempo a la sombra de la luna...


José María Fernández Vega


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