Ni largas hordas feroces,
ni desoladas regiones por legiones romanas enteras,
o el océano embravecido y el viento en cólera,
juntos… ambos…
bajo una tempestad rabiosa e implacable y llena de furia
que vacía su ira con el genio de un final,
ni cientos de muros como cielos de altos,
o el huracán más sediento y hambriento,
ni el vasto abismo de arena tan plácido como despiadado,
ni siquiera un lejano día, o un triste adiós,
o el temor al olvido, por oscuro que sea,
ni el vacio de la nada, ni nada de nada…
por más que nombre y pierda el tiempo divagando,
lograrán que este poeta impida tenerte entre sus letras…
José María Fernández Vega
ni desoladas regiones por legiones romanas enteras,
o el océano embravecido y el viento en cólera,
juntos… ambos…
bajo una tempestad rabiosa e implacable y llena de furia
que vacía su ira con el genio de un final,
ni cientos de muros como cielos de altos,
o el huracán más sediento y hambriento,
ni el vasto abismo de arena tan plácido como despiadado,
ni siquiera un lejano día, o un triste adiós,
o el temor al olvido, por oscuro que sea,
ni el vacio de la nada, ni nada de nada…
por más que nombre y pierda el tiempo divagando,
lograrán que este poeta impida tenerte entre sus letras…
José María Fernández Vega
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