martes, 4 de enero de 2011

Aguardo…

Sentado espero como el destino llega a mi puerta,
avanza pesado del tiempo que arrastra como una condena,
llama y golpea,
lánguido y sufrido ante el umbral que lo detiene,
que es la entrada de mi alma…
Portón que descubre los confines de mis adentros,
donde guardo los secretos que ni comparto ni reparto
y sólo abro al viento del cálido sur para que vuelen y desvelen,
como vuela el olor de la primavera que emana de su rosa de abril…
Es la llamada al mañana que no descubre nada
y salgo a su encuentro como Mayo sale a su agua de cielo,
Siento incertidumbre…
de ese destino caprichoso que trata de manejar los hilos de los que suspendo
como un títere más en un teatro perdido en calles que brillan sin lugar…
Nunca diré adiós porque el mañana puede ser parte nuestro presente…


José María Fernández Vega
 

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